jueves, 4 de diciembre de 2008

jueves, 27 de noviembre de 2008

miércoles, 26 de noviembre de 2008

EL CUERPO HUMANO - EGB -





1 INTRODUCCION
¿Qué es la vida?
En el suelo, en el agua o en el aire hay millones de seres vivos ¡Mira a tu alrededor! ¿Sabrías distinguir qué es lo que está vivo? ¿En qué se diferencia un ser vivo del que no lo es? El ser humano, los animales, las plantas y muchos otros organismos que nuestros ojos no pueden ver tienen vida. ¿Por qué decimos que están vivos?
EL ORIGEN DE LA VIDA
Los científicos piensan que hace unos 3.800 millones de años surgieron las primeras formas de vida en la Tierra. Se cree que los primeros seres vivos habitaron en el agua de los océanos. Eran organismos muy pequeños y diferentes a la gran mayoría de los que ahora pueblan nuestro mundo.
¿QUÉ SIGNIFICA ESTAR VIVO?
¿Has pensado alguna vez qué necesitas para estar vivo? Necesitas respirar, alimentarte y eliminar ciertas sustancias. Necesitas energía para moverte, saltar o correr. Tu cuerpo requiere energía para vivir. Además, estar vivo es también relacionarse con el medio en el que se vive y responder a los cambios que se producen en el ambiente. Por ejemplo, cuando hace calor, tu cuerpo empieza a sudar para disminuir la temperatura, y tú te resguardas a la sombra. Estar vivo es también crecer y reproducirse, es decir, tener hijos. A todas estas actividades las llamamos los procesos de la vida, las funciones vitales. En definitiva, estar vivo significa poder realizar todas estas funciones.
Las funciones vitales de los seres vivos son: la función de relación con el medio en el que se vive, la función de reproducción y la función de nutrición. La función de nutrición permite obtener energía, desarrollarse y crecer, y comprende la respiración, la digestión, el transporte de las sustancias necesarias para la vida y la excreción o eliminación de desechos. Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren.
SERES VIVOS Y SERES NO VIVOS
Todos los organismos que están vivos realizan, aunque de forma diferente, todos los procesos de la vida. Los seres humanos, los animales, las plantas y muchos organismos que nuestros ojos no pueden ver tienen vida.
Sin embargo, las piedras, el aire, la tierra o los objetos que fabricamos no tienen vida. No crecen, no se reproducen, no necesitan energía, no responden ante las cosas que pasan en el medio donde viven. No son seres vivos.
LA CÉLULA Y LOS SERES VIVOS
Otra característica de los seres vivos es que todos están formados por pequeñas unidades llamadas células. Algunos seres vivos, como las bacterias, están compuestos por una sola célula; son organismos unicelulares. Otros, como las plantas y los animales, están formados por más de una célula, incluso por millones de ellas; son organismos pluricelulares. Las células están vivas porque también en ellas tienen lugar los procesos de la vida.
DISTINTOS SERES VIVOS
Aunque todos los seres vivos realizan unas funciones vitales comunes, no todos son iguales. Cada tipo de ser vivo tiene unas características y una forma diferente de llevar a cabo las funciones vitales. Por ejemplo, las plantas se alimentan del agua, del Sol y de las sustancias de la tierra; sin embargo, los animales se alimentan de plantas o de otros animales.
Los diferentes tipos de seres vivos se clasifican y se agrupan según las características que comparten. Los grupos más grandes de seres vivos se denominan reinos. Tú conoces algunos de ellos, como el de los animales y el de las plantas. Los otros reinos son el de los hongos, el de los protistas y el de los procariotas.


2 El hueso
¡Seguro que alguna vez has oído decir que los huesos son duros como piedras! Y sin embargo a diferencia de las piedras, los huesos están vivos. Los huesos están formados por una complicada estructura que les proporciona la fuerza del acero y un peso ligero parecido al del aluminio.
EL TEJIDO QUE FORMA CADA UNO DE TUS HUESOS
Los huesos son la parte más dura de tu cuerpo, pero a pesar de su dureza están formados por células que están vivas y que forman un tejido, el tejido óseo. La palabra óseo significa que es de los huesos.
Si te fijas, en los huesos hay una parte dura, lo que en realidad conocemos como hueso, que está formado por tejido óseo, y otra más blanda que está dentro del hueso, la médula ósea.
Si coges el hueso de un muslo de pollo y lo abres verás que la zona de los extremos no está hueca como la del centro. Esto se debe a que el tejido óseo se dispone de dos formas diferentes. En unas zonas se parece a las esponjas de mar que se utilizan para bañar a los niños pequeños, con muchas cavidades pequeñas en su interior. Este tipo de hueso se llama hueso esponjoso. El hueso esponjoso está en el interior de los extremos de los huesos largos (como el fémur) y en el interior de todos los demás huesos (como los huesos del cráneo). Otras veces, el tejido óseo se coloca formando capas, láminas superpuestas unas encima de otras. Este tipo de hueso se llama hueso compacto. La parte que vemos de los huesos, la parte externa, está formada por hueso compacto.
Los huesos tienen una gran cantidad de minerales, sobre todo de calcio, que le proporcionan su dureza y resistencia. Además, como ya hemos dicho, los huesos están vivos y por lo tanto tienen que alimentarse. El alimento llega a los huesos a través de los vasos sanguíneos.
Tus huesos todavía no son tan duros como los de las personas mayores. En los niños los huesos son mucho más flexibles que en los adultos. Contienen un tipo de tejido blando llamado cartílago. El proceso de formación y endurecimiento de los huesos se llama osificación. La osificación se completa hacia los 25 años de edad. El último hueso que se osifica es el esternón.
¿Has visto alguna vez que los huesos tienen dentro algo muy blandito? Es la médula ósea. La médula ósea es un tejido que rellena las pequeñas cavidades del hueso esponjoso y las grandes cavidades rodeadas de hueso compacto que existen en los huesos largos. La médula ósea puede ser roja o amarilla. La médula amarilla es un tejido graso que sirve como reserva de energía. La médula ósea roja es un tejido que forma las células de la sangre. ¿Sabías que cuando naces toda la médula ósea es roja y que con el tiempo se convierte en amarilla? Cuando eres un adulto casi toda la médula ósea roja está en los huesos del tronco y en los del cráneo.
TIPOS DE HUESOS
Hay tres tipos de huesos; los huesos cortos (como las vértebras), los huesos planos (como los del cráneo) y los huesos largos (como los de las piernas o los brazos). Por lo general, los huesos están unidos entre sí por músculos y ligamentos (bandas de tejido fibroso), lo que les permite realizar algún tipo de movimiento. Es decir, los huesos se articulan. Algunos huesos, como los del cráneo, están tan fuertemente unidos que no existe entre ellos ningún tipo de movimiento.
A VECES LOS HUESOS SE ROMPEN
A pesar de su dureza, si reciben un golpe muy fuerte los huesos pueden llegar a romperse. Cuando un hueso se rompe decimos que hay una fractura. En la mayoría de los casos, los fragmentos rotos pueden volver a unirse. Para ello deben estar muy juntos. El médico que cuida tus huesos, el traumatólogo, aproxima estos fragmentos y los coloca de manera que el hueso conserve la forma que tenía antes de romperse. A veces, necesita utilizar tornillos, clavos o placas metálicas para juntarlos. Para que los fragmentos no se puedan mover, la mayoría de las veces se coloca una escayola durante un tiempo.
EL RAQUITISMO
¿Has visto alguna vez fotografías de niños que pasan hambre? En las zonas del mundo donde no hay alimentos los niños pueden tener raquitismo. El raquitismo es una enfermedad que afecta a los huesos y que se debe a la falta de vitamina D. Cuando no hay alimentos el cuerpo no tiene bastante vitamina D y los huesos no reciben la cantidad suficiente de minerales y se vuelven frágiles y se deforman. En estos niños la cabeza se agranda, el tórax se estrecha, aparecen bultos en las costillas, y las vértebras o los huesos de las piernas se deforman. Esta enfermedad afecta también a los músculos, por eso su vientre está abombado. ¡Ojala pudiésemos terminar con el hambre!
CÓMO CUIDAR TUS HUESOS
Aunque es muy importante que cuides tus huesos durante toda tu vida, ahora que están creciendo debes mimarlos un poquito más. Tus huesos necesitan calcio y otros minerales para ser duros y resistentes. Por esta razón, tu alimentación debe ser sana y muy rica en productos como la leche y todos sus derivados. Pero además, también es muy importante que hagas ejercicio, ¡tus huesos para crecer sanos deben moverse!
3 El esqueleto
¿Sabías que en tu cuerpo hay unos 200 huesos que forman tu esqueleto? El esqueleto es una estructura que sostiene y protege los órganos de tu cuerpo.
¿QUÉ ES EL ESQUELETO Y PARA QUÉ SIRVE?
El esqueleto se parece a las vigas de una casa en construcción, un armazón recubierto por los músculos y la piel que sostiene los órganos de tu cuerpo. Sirve de soporte para los tejidos blandos y sobre él se apoyan los músculos para poder realizar su función. El esqueleto es como un rompecabezas formado por huesos que se unen entre sí por músculos y ligamentos.
Una de las primeras características que definió al ser humano fue la capacidad de andar erguido sobre los dos pies.¡Gracias a tu esqueleto puedes caminar derecho! El esqueleto no sólo da forma a tu cuerpo sino que ayudado por los músculos te permite también moverte. Además, sostiene y protege órganos, como el corazón, los pulmones o el cerebro. Los huesos de tu esqueleto contienen muchos minerales y son como un gran almacén de donde tu cuerpo los obtiene cuando los necesita.
¿QUÉ HUESOS FORMAN TU ESQUELETO?
En tu esqueleto hay un eje central, la columna vertebral, a la que se conectan el resto de tus huesos. Vamos a diferenciar distintas zonas en tu cuerpo para estudiar los huesos que hay en cada una de ellas. Hablaremos de los huesos de la cabeza, los del tronco y el abdomen, y los de los brazos y las piernas.
Huesos de la cabeza.
En la cabeza están los huesos del cráneo y los huesos de la cara.
Los huesos del cráneo forman una especie de caja que protege el cerebro y que da forma a tu cabeza. Los 8 huesos del cráneo están fuertemente unidos entre sí y no tienen ningún movimiento. El cráneo se une con la columna vertebral.
Los huesos de la cara son los que forman los pómulos, la nariz, la boca y las cavidades donde se alojan los ojos. Si abres y cierras la boca para masticar sólo mueves un hueso. Este hueso con forma de herradura es el maxilar inferior o mandíbula. El maxilar inferior es el único hueso móvil de la cara.
Huesos del tronco.
En el tronco está la mayor parte de la columna vertebral, las costillas, el esternón, las clavículas y los omóplatos.
La columna vertebral está formada por 24 vértebras. Dile a tu amigo o amiga que te deje tocar con tus dedos desde el cuello hacia abajo la parte media de su espalda, estarás tocando las vértebras. Las vértebras son unos huesos cortos que están colocados unos encima de otros ¡como si formaran una gran torre! Para que esta torre no se caiga, las vértebras se unen entre sí por músculos y ligamentos. Por arriba, la columna vertebral se une con el cráneo y por abajo, con el hueso sacro. Entre cada vértebra hay una pequeña almohadilla redonda que se llama disco intervertebral. No todas las vértebras son iguales, algunas son más anchas, más altas o más grandes que las otras. Las vértebras del cuello son diferentes de las de la espalda o de las de la zona del abdomen. Hay 7 vértebras en el cuello (vértebras cervicales), 12 vértebras en la espalda (vértebras dorsales) y 5 vértebras en la zona del abdomen (vértebras lumbares). En todas las vértebras existe un agujero por donde pasa la médula espinal, una estructura del sistema nervioso.
Los huesos de las costillas, el esternón y la columna vertebral forman una especie de jaula que llamamos caja torácica. La caja torácica protege el corazón y los pulmones. Si tocas con los dedos tu pecho notarás en su parte media una zona muy dura; es el esternón. La forma del esternón recuerda a una corbata. Si ahora inflas tu pecho con aire y tocas hacia los lados notarás varios huesos delgados que desde el esternón se dirigen hacia la parte de atrás de la espalda. Son las costillas. Las costillas son 24 huesos planos, delgados y alargados, que se curvan hacia atrás. Hay 12 costillas en el lado derecho y 12 en el izquierdo. Las costillas se unen por detrás con la columna vertebral y por delante mediante un cartílago con el esternón. Las dos últimas costillas no llegan hasta el esternón y se llaman costillas flotantes.
Los huesos de las clavículas tienen forma de “S”. Hay dos clavículas y cada una se une con el esternón y con el omóplato correspondiente.
El omóplato, que también se llama escápula, es un hueso plano con forma de triángulo. En la espalda hay dos omóplatos detrás de las costillas. Cada omóplato se articula con dos huesos: la clavícula y el hueso del brazo, el húmero.
Huesos de los brazos y de las manos.
En la extremidad superior están los huesos de los brazos, los antebrazos, las muñecas y los dedos.
En el brazo hay sólo un hueso largo, el húmero. El húmero se une al tronco por arriba con el omóplato y por abajo con los huesos del antebrazo.
En el antebrazo hay dos huesos largos colocados uno al lado del otro, el cúbito y el radio. Por arriba se articulan con el húmero y por abajo con los huesos de la muñeca. Además, estos huesos se articulan entre sí.
En la muñeca hay 8 huesos que se disponen en dos filas (huesos del carpo). Una se articula con el cúbito y el radio, y otra con los huesos de la mano.
¡Dobla mucho la muñeca y cierra los dedos! Si con los dedos de la otra mano tocas con fuerza por encima la mano que está cerrada notarás unas zonas más salientes y duras que se dirigen hacia cada dedo. Son los metacarpianos. En la mano hay 5 huesos largos, los metacarpianos, que se articulan con los huesos de la muñeca y con los de los dedos.
¡Ahora dobla un dedo! ¿En cuantas partes se divide? En cada parte hay un hueso. En cada uno de los dedos hay tres huesos largos, tres falanges, excepto en el pulgar en el que sólo hay dos. Las falanges se llaman primeras, segundas y terceras. La primera falange de cada dedo se articula por un extremo con el metacarpiano y por el otro con la segunda falange. La segunda falange está entre la primera y la tercera falange y se articula con ellas. La tercera falange sólo se articula por un extremo con la segunda falange.
Huesos del abdomen.
En el abdomen está la zona final de la columna vertebral, el hueso sacro, el coxis y los huesos de la pelvis.
La pelvis está formada por cuatro huesos, el sacro, el coxis y dos huesos coxales, uno a cada lado. Todos estos huesos se unen formando un círculo, como un gran anillo. Este anillo se llama pelvis. El sacro y el coxis están detrás y forman un triángulo con la punta hacia abajo. Estos huesos se unen por arriba con la columna vertebral y por los lados con cada uno de los huesos coxales. A su vez, los huesos coxales se unen por delante y cierran el anillo. Coloca tus manos sobre la cintura, estás tocando la parte más saliente de tus huesos coxales. ¡Ahora, fíjate bien a tu alrededor! ¿Sabías que la pelvis de las mujeres es un poco diferente de la de los hombres? Esto se debe a que los bebés al nacer pasan por dentro del anillo que forma la pelvis y la pelvis de la mujer está preparada para ello.
Huesos de las piernas y de los pies.
Sólo queda estudiar los huesos que forman la extremidad inferior. Los huesos de los muslos, las piernas y los pies.
¿Sabes que el hueso más largo está en el muslo? El fémur es el hueso más largo del cuerpo y sostiene un gran peso. Por arriba se articula con los huesos coxales (articulación de la cadera) y por debajo con la tibia, uno de los huesos de la pierna. Por delante de la zona en la que el fémur se articula con la tibia hay un hueso de forma redondeada que se llama rótula. Todo este conjunto forma la rodilla.
¡Ay, mi espinilla! ¿Has recibido alguna vez una patada jugando al fútbol? Toca con los dedos la pierna de arriba abajo un poquito hacia dentro y notarás una zona muy dura. Este hueso es la tibia. La tibia es un hueso largo y muy fuerte. Al lado de la tibia hacia fuera está el peroné. El peroné también es un hueso largo pero mucho más fino. La tibia y el peroné son los huesos que forman la pierna.
En el pie, igual que en la mano, también hay muchos huesos. Siete huesos cortos (como en la muñeca) que forman el tarso. Después, 5 huesos largos que se corresponden con cada uno de los dedos, los metatarsianos. Y finalmente, en cada dedo hay tres huesos largos, las falanges, excepto en el dedo gordo que hay dos.
Huesos del oído.
Además de todos estos huesos que hemos visto, hay seis huesos que no forman parte del esqueleto pero de los que no podemos olvidarnos. Son los huesecillos del oído: el yunque, el martillo y el estribo.
¿CÓMO PUEDES CUIDAR TU ESQUELETO?
Tu esqueleto necesita huesos duros y resistentes y, para ello, tu alimentación debe ser sana y muy rica en productos como la leche y sus derivados, que proporcionan el calcio y los minerales necesarios. Debes cuidar mucho la posición de tu espalda cuando te sientas para comer, estudiar o ver la televisión y adoptar una postura correcta para que tu columna vertebral no sufra. Pero además también es muy importante que hagas ejercicio, ¡tus huesos para crecer sanos deben moverse!

4 EL CUERPO HUMANO
Cuando sonríes utilizas tus músculos. Para saltar, correr, nadar o comerte un helado utilizas tus músculos. Hay más de 600 músculos que realizan los movimientos de tu cuerpo. Además, para que tus pulmones, tu corazón o tu estómago funcionen también necesitas los músculos.
¿QUÉ SON LOS MÚSCULOS?
Todos los movimientos que realiza tu cuerpo se producen gracias a los músculos. Algunos músculos recubren tus huesos y están debajo de la piel. Otros, forman parte de muchos de tus órganos.
¡Cuántas veces con la mano cerrada has doblado con fuerza tu antebrazo sobre tu brazo para enseñar lo fuerte que eres! Si no lo has probado, nunca inténtalo. Observarás como aparece una pequeña elevación sobre tu brazo. Es tu músculo bíceps que se ha contraído. Los músculos están formados por un tejido especial muy elástico. Este tejido permite que los músculos se contraigan y se relajen. Cuando un músculo se contrae se acorta y se hace más grueso. Cuando un músculo se relaja se estira y recupera su posición inicial. ¡Sin la contracción de los músculos no hay movimiento!
¡Te has fijado en los deportistas! La mayoría realiza mucho ejercicio físico. Sus músculos se aprecian debajo de la piel con mucha facilidad. Los músculos crecen al mismo tiempo que tu cuerpo, pero si haces ejercicio aumentan su tamaño.
Todos los músculos reciben vasos sanguíneos que proporcionan oxígeno y alimento a sus células. El trabajo que realizan los músculos consume mucha energía.
EL TEJIDO MUSCULAR
El tejido de tus músculos está formado por células musculares que también se llaman fibras. Cada fibra contiene filamentos especiales que son capaces de contraerse o relajarse. Al contraerse, producen el acortamiento de los músculos. Al relajarse, el músculo se estira y recupera su forma inicial
LOS MÚSCULOS TIENEN FORMAS DISTINTAS
Los músculos puede ser planos, fusiformes u orbiculares.
· Los músculos planos son finos y recubren los huesos de la cara, del tórax y del abdomen.
· Los músculos fusiformes son los que recubren los huesos de las extremidades. Su forma es alargada y son más gruesos en el centro y más finos en los extremos.
· Los músculos orbiculares tienen forma circular y rodean orificios como los ojos o la boca.
MÚSCULOS VOLUNTARIOS Y MÚSCULOS INVOLUNTARIOS
El sistema nervioso controla el movimiento de tus músculos. Los nervios llegan a todos tus músculos. Algunos músculos realizan movimientos porque tú quieres, es decir, es tu cerebro a través de los nervios el que ordena al músculo que se mueva. Si quieres correr, coger un vaso, sonreír o chutar un balón, tu cerebro ordena a tus músculos que realicen estos movimientos. Por lo tanto, estos movimientos son voluntarios y por esta razón estos músculos se llaman músculos voluntarios.
Existe otro tipo de músculos sobre los que tú no ejerces ningún control. Estos músculos forman parte de muchos órganos de tu cuerpo. ¡Tu corazón no late más rápido o más despacio porque tú lo desees! Los movimientos de estos músculos son automáticos y están controlados también por tu sistema nervioso. Estos movimientos son involuntarios y por esta razón esos músculos se llaman músculos involuntarios.
MÚSCULO ESTRIADO, MÚSCULO LISO Y MÚSCULO CARDIACO
Según el tipo de tejido muscular se diferencian tres tipos de músculo: músculo estriado, músculo liso y músculo cardiaco.
¡Aunque tú no lo sepas, cuando te piden que te imagines un músculo siempre piensas en un músculo estriado o esquelético! Estos músculos son los que tocamos y percibimos a través de la piel. El nombre de estriado se debe a que con el microscopio se pueden ver unas zonas claras y otras oscuras que se alternan formando rayas (estrías). Recibe el nombre de esquelético porque la mayoría de estos músculos están unidos a los huesos. Además, los músculos esqueléticos o estriados son también músculos voluntarios. Estos músculos se contraen, es decir se acortan, con mucha rapidez. En resumen, el músculo que imaginas es estriado, esquelético y voluntario.
¡Los músculos lisos no son tan fáciles de imaginar! Forman parte de muchos de tus órganos, como el estómago, el intestino o la vejiga. En la pared de estos órganos hay fibras musculares. En el músculo liso no se aprecian casi estrías. A diferencia del músculo estriado estos músculos son involuntarios. Por lo tanto, el músculo que forma tus órganos es liso e involuntario.
¡El músculo del corazón o músculo cardiaco es una excepción! Sólo existe en el corazón y tiene propiedades de los dos anteriores. Está formado por tejido muscular estriado pero, sin embargo, a diferencia del músculo estriado, es involuntario como el músculo liso. Por lo tanto, el músculo cardiaco es estriado e involuntario.
LOS MÚSCULOS ESQUELÉTICOS DE TU CUERPO
Ya hemos dicho que los músculos esqueléticos son estriados y voluntarios. ¡Fíjate en la ilustración! La gran mayoría recubre tus huesos. Algunos terminan en un tendón, una especie de cordón fibroso, que se une al hueso. Otros terminan de forma que sus fibras se unen directamente a los huesos, la piel o las articulaciones.
Tienes músculos esqueléticos por todo tu cuerpo: en la cabeza, el tórax, el abdomen y las extremidades.
· Algunos músculos de la cabeza y el cuello. Cuando abres y cierras los párpados estás utilizando los músculos orbiculares de los ojos. Cuando mueves las cejas estás usando el músculo frontal. Cuando masticas necesitas el músculo masetero. Si giras y bajas la cabeza cuando tu hermano pequeño te llama, estás utilizando el músculo esternocleidomastoideo.
· Algunos músculos del tórax. Los músculos del tórax protegen la caja torácica y participan en la respiración y en los movimientos de la espalda y de los brazos. Por delante están los músculos pectorales. Cuando subes y bajas los brazos o se elevan las costillas al respirar estás usando estos músculos. En la espalda hay un gran músculo de forma triangular, el músculo trapecio. El músculo trapecio eleva el hombro y tira hacia atrás de la espalda.
· El diafragma es un músculo grande y plano que separa el tórax del abdomen. Aumenta el tamaño de la cavidad torácica cuando inspiras. Este músculo es muy importante para respirar.
· Algunos músculos del abdomen. Los músculos del abdomen protegen tus órganos abdominales y participan en los movimientos del tronco. Por delante está el músculo recto. El recto es un músculo plano que te permite flexionar el tronco. Los músculos oblicuos también te ayudan a flexionar el tronco.
· Algunos músculos de las extremidades superiores. Permiten mover los brazos, los antebrazos y las manos. En el hombro está el músculo deltoides. El deltoides es un músculo muy fuerte que envuelve el hombro. Este músculo permite elevar el brazo y llevarlo hacia delante y hacia atrás. Cuando levantas el brazo y doblas el codo estás utilizando el músculo bíceps. Cuando bajas el brazo y extiendes el codo empleas el músculo tríceps. Por detrás de los antebrazos y de la mano hay músculos extensores de la mano y de los dedos. Por delante están los flexores de la mano y de los dedos.
· Algunos músculos de las extremidades inferiores. Permiten mover los muslos, las piernas y los pies. Cuando extiendes la pierna o doblas el muslo sobre el abdomen estás utilizando el músculo cuádriceps. Es un músculo muy potente que está en la parte anterior del muslo. Cuando levantas el talón estás utilizando los gemelos. Igual que en los brazos, en las piernas y los pies hay músculos flexores y extensores del pie y de los dedos.
¿CÓMO PUEDES CUIDAR DE TUS MÚSCULOS?
Tus músculos realizan un trabajo muy duro cada día. Pueden recibir golpes o llevar a cabo esfuerzos excesivos que provocan la rotura de algunas de sus fibras. El ejercicio físico es muy beneficioso para que tus músculos estén fuertes y sanos, sin embargo, es importante entrenar a tus músculos poco a poco para evitar que sufran algún daño. El ejercicio puede aumentar su tamaño. La inactividad prolongada puede disminuir su tamaño y debilitarlos; los músculos se atrofian. En algunas enfermedades, como en ciertas formas de parálisis, la atrofia de los músculos puede ser muy importante.



5 La circulación de la sangre
Circular significa ir y volver. ¿Sabes por qué tienes sangre cuando te haces una herida? La sangre sale del corazón y se distribuye por todo tu cuerpo, para, después, regresar de nuevo al corazón. La sangre nunca está quieta, sino que circula, es decir, se mueve de un sitio a otro, por una red de tubos flexibles que recorren todo tu cuerpo. Estos tubos flexibles son los vasos sanguíneos.
¿POR QUÉ CIRCULA LA SANGRE?
Tu cuerpo está formado por miles de millones de células que, para poder vivir, necesitan la energía que obtienes de los alimentos y el oxígeno del aire que respiras. Cada célula produce, también, sustancias que no necesita, ‘basura’ que hay que eliminar. La sangre es la responsable de recoger estas sustancias y de llevar el alimento y el oxígeno a todas las células de tu cuerpo. Para realizar esta tarea, la sangre tiene que circular.
¿POR DÓNDE CIRCULA LA SANGRE?
La sangre circula por unos tubos flexibles, de diferentes tamaños, que se llaman vasos sanguíneos. Éstos se distribuyen por todo tu cuerpo como si fueran una red de carreteras, autopistas y caminos. Pueden ser de tres tipos: arterias, venas o capilares.
· Las arterias son vasos sanguíneos que llevan la sangre que sale de tu corazón hacia todas las partes de tu cuerpo. Las arterias se dividen en otras más pequeñas, que se llaman arteriolas.
· Las venas son vasos sanguíneos que llevan la sangre desde todas las partes de tu cuerpo de nuevo hacia el corazón. Igual que en el caso de las arterias, también hay venas pequeñas, que se llaman vénulas.
· Los capilares son los vasos sanguíneos más pequeños que existen. Son los que conectan las arteriolas con las vénulas. En los capilares se produce el intercambio de sustancias entre la sangre y las células.
La sangre circula por los vasos sanguíneos, pero, para moverse, necesita algo que la empuje.
¿QUÉ MUEVE LA SANGRE PARA QUE CIRCULE?
¿Has sentido alguna vez los latidos de tu corazón poniendo tu mano en la parte izquierda de tu pecho? Tu corazón tiene el tamaño del puño de tu mano. Abre el puño y luego ciérralo con fuerza una y otra vez; tu corazón funciona de una manera parecida. Sus paredes, formadas por músculo, se contraen y se relajan de forma rítmica. Tu corazón trabaja sin descanso empujando la sangre para que se ponga en movimiento.
Otro lugar donde puedes sentir los latidos es en tus muñecas. El corazón empuja la sangre hacia las arterias con fuerza. Esta fuerza se transmite, en forma de presión, por las arterias. Esta presión es el pulso arterial, y se percibe con facilidad como un latido en las arterias que están cerca de la piel. El pulso arterial se corresponde con los latidos de tu corazón.
¿QUÉ CAMINO RECORRE LA SANGRE DENTRO DE TU CUERPO?
Dentro de los vasos sanguíneos, la sangre hace dos recorridos, dos circuitos que parten del corazón y vuelven de nuevo a él. El circuito más corto se llama circulación menor, y es el que recorre la sangre entre el corazón y los pulmones (corazón-pulmones-corazón). El más largo se llama circulación mayor, y es el que recorre la sangre entre el corazón y el resto del cuerpo (corazón–todo el cuerpo-corazón).
LA CIRCULACIÓN MENOR
La sangre del ventrículo derecho sale del corazón por la arteria pulmonar. Aquí empieza la circulación menor. La arteria pulmonar se dirige hacia los pulmones, y se divide en arterias cada vez más pequeñas, arteriolas, que, finalmente, se convierten en capilares.
En el pulmón se produce un intercambio de gases entre los capilares y el aire del pulmón. La sangre de los capilares (sangre venosa) recibe el oxígeno del aire y elimina hacia el pulmón el dióxido de carbono (un gas perjudicial). De este modo, la sangre se limpia. Desde los capilares, la sangre rica en oxígeno (sangre arterial) tiene que hacer ahora el camino de vuelta al corazón.
Los capilares se continúan con venas muy pequeñas (vénulas), que se convierten en venas cada vez más grandes y que se dirigen otra vez al corazón. Ahora, llegan a la parte izquierda. La sangre oxigenada entra en la aurícula izquierda a través de las cuatro venas pulmonares. Aquí termina la circulación menor.
LA CIRCULACIÓN MAYOR
La circulación mayor comienza cuando la sangre del ventrículo izquierdo sale del corazón por la arteria aorta. Esta sangre es rica en oxígeno; es sangre arterial. La aorta es la arteria más grande del cuerpo. Se va dividiendo en arterias más pequeñas, que, a su vez, se dividen en arteriolas, hasta formar, también, capilares que van a llegar a todas las zonas de tu cuerpo.
Los capilares ceden a las células los alimentos y el oxígeno, y recogen las sustancias de desecho. Ahora, la sangre pobre en oxígeno, la sangre venosa, debe volver al corazón.
Los capilares se continúan con vénulas, que, a su vez, son cada vez más grandes y forman venas. Después de recorrer un camino muy largo, la sangre vuelve al corazón. Llega a la aurícula derecha a través de dos venas muy grandes, la vena cava superior y la vena cava inferior. Aquí termina la circulación mayor.
ENFERMEDADES DE LOS VASOS SANGUÍNEOS
Con el tiempo, igual que sucede con el resto de nuestro cuerpo, los vasos sanguíneos también envejecen. Las paredes de las arterias se hacen más duras, y en ellas se pueden depositar sustancias (aterosclerosis) que a veces llegan a obstruirlas (trombosis). En ocasiones, por diversas causas, la presión dentro de las arterias se eleva (hipertensión arterial) y puede hacer enfermar el corazón.
Las venas pueden ser incapaces de ayudar a que la sangre retorne al corazón (insuficiencia venosa), sus paredes pueden hacerse más débiles y dilatarse (varices) o, por diferentes razones, pueden también obstruirse (trombosis).
Para cuidar los vasos sanguíneos y el corazón, es muy importante llevar una vida sana, hacer deporte con moderación y alimentarse de forma equilibrada. También debes saber que el tabaco y el alcohol hacen mucho daño a tu corazón, a tus pulmones y a tus arterias. ¡Una vida sana es imprescindible para que tus vasos sanguíneos y tu corazón se mantengan fuertes durante muchos años!



6 La respiración y los pulmones
Para vivir necesitas respirar y si no lo hicieses no serias capaz de correr, jugar, comer, trabajar o dormir. Si haces una respiración profunda sientes como tu pecho se hincha. ¡Son tus pulmones que están trabajando!
¿CÓMO SON TUS PULMONES Y DÓNDE ESTÁN?
Tus pulmones se parecen a dos esponjas grandes de color rosa. Los pulmones están en el tórax, dentro de la cavidad torácica. La cavidad torácica está rodeada por los huesos de las costillas. Las costillas forman una especie de jaula, que recibe el nombre de caja torácica, en cuyo interior, además de los pulmones, está el corazón. Como veremos después, tus pulmones y tu corazón trabajan juntos para ayudarte a respirar.
Uno de tus pulmones se encuentra situado en el lado izquierdo de la cavidad torácica y el otro en el derecho. Tu corazón está colocado aproximadamente entre ambos. Entre las costillas hay unos músculos fuertes, los músculos intercostales. En el suelo de la caja torácica existe un músculo muy potente, el diafragma.
Cada vez que tomas aire del exterior, tus pulmones se llenan y se inflan como balones. Cuando introduces aire en tus pulmones inspiras. Cuando expulsas aire para vaciar tus pulmones espiras.
Cuando tu pecho se hincha, es decir, cuando inspiras, tus pulmones se inflan y el diafragma se desplaza un poquito hacia abajo. De ésta manera los pulmones pueden alargarse. Al mismo tiempo, tus músculos intercostales también se estiran y agrandan tu caja torácica. Tus pulmones tienen espacio para hincharse.
Cuando expulsas el aire hacia fuera ocurre lo contrario. Tus pulmones se vacían, y tu diafragma y los músculos intercostales se relajan y vuelven a la posición que tenían al principio.
Sorprendentemente, el tipo de aire que inspiras es diferente del tipo de aire que espiras. Esto se debe a que al respirar se producen cambios muy complicados dentro de tu cuerpo.
¿CUÁNTO AIRE PUEDES INTRODUCIR DENTRO DE TU CUERPO?
Cuando corres notas que el tórax se mueve mucho más rápido que cuando estás sentado. Esto se debe a que tus pulmones tienen que trabajar más duramente y necesitas tomar más aire de lo normal. Un adulto sano puede utilizar de 3.500 a 5.000 mililitros de aire cuando está haciendo ejercicio. ¡Cuando está sentado esta cifra disminuye aproximadamente a sólo 150 o 200 mililitros! Tus pulmones son elásticos y saben cómo expandirse.
¿QUÉ OCURRE CON EL AIRE DENTRO DE TU CUERPO?
Acabamos de descubrir que cuando respiramos tomamos aire del exterior. El aire puede entrar en tu cuerpo a través de la nariz o de la boca. Desde aquí, viaja por un tubo que va desde la parte posterior de tu garganta hasta los pulmones. Este tubo se llama tráquea. Antes de entrar en los pulmones la tráquea se divide en dos tubos más pequeños, los bronquios. Cada bronquio se divide a su vez, dentro de los pulmones, en otros más pequeños. Por su parecido a las ramas de un árbol recibe el nombre de árbol bronquial. Para hacerte una idea, imagina los bronquios dentro de tus pulmones como dos árboles colocados hacia abajo con las ramas más grandes dividiéndose en ramas más pequeñas y éstas a su vez en ramitas que se dividen de nuevo en otras más pequeñas. Al final, los tubos son realmente muy finos y estrechos. Estos tubitos tan estrechos se llaman bronquiolos y terminan en unos sacos diminutos llenos de aire que se denominan alveolos. Si pudieras extender las paredes de todos los alveolos de tus pulmones, éstos cubrirían una superficie de cerca de 93 metros cuadrados. ¡Casi el tamaño de media pista de tenis!
¡En el alveolo es donde termina la primera parte del viaje y donde empieza la magia! Dentro del alveolo el aire empieza realmente a trabajar y su trabajo es mantenerte vivo.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL AIRE Y POR QUÉ TU CUERPO LO NECESITA?
Tú respiras probablemente unas 20 veces cada minuto. Si juegas o corres muy intensamente puedes llegar a respirar hasta 80 veces por minuto. Pero, ¿qué esta pasando dentro de tu cuerpo con todo este aire?
¡Aquí es donde sucede algo un poco más difícil de entender! Cuando hablamos de aire estamos hablando de una mezcla de varios gases. El aire que inspiras está formado sobre todo por dos gases invisibles llamados oxígeno y nitrógeno, y por un tercero que existe en una cantidad muy pequeña y que recibe el nombre de dióxido de carbono. Tu cuerpo necesita el oxígeno del aire para poder funcionar. Cuanto más rápido te mueves, tu cuerpo trabaja más y necesita más oxígeno.
¿QUÉ OCURRE CUANDO EL OXÍGENO LLEGA A LA SANGRE?
Aquí es donde el corazón y la sangre que bombea entran a formar parte de este mágico proceso. Recuerda que el aire que respiras ha realizado un viaje increíble hasta alcanzar los alveolos que están en el interior de tus pulmones. Existen cerca de 700 millones de alveolos. Casi pegados a cada alveolo están los capilares sanguíneos. Los capilares sanguíneos son los tubos más pequeños que transportan sangre en tu cuerpo. Entre los alveolos y los capilares sanguíneos se produce un intercambio de gases.
Debido a que las paredes de los capilares y de los alveolos son muy delgadas y muy finas, el aire de tu alveolo puede salir y pasar a la sangre de tus capilares mediante un proceso que se llama difusión. ¡El aire pasa literalmente a través de las paredes! El oxígeno, uno de los gases que hay en el aire del alveolo, atraviesa la pared del alveolo y se queda en la sangre de los capilares sanguíneos. A su vez, en la sangre hay dióxido de carbono que tu cuerpo necesita eliminar. De modo que, inteligentemente, tu cuerpo encuentra una forma de deshacerse del dióxido de carbono. Lo envía hacia el alveolo. Allí, junto con los otros gases que forman el aire, el dióxido de carbono realiza el camino de vuelta hacia el exterior. Primero recorre los bronquios y después asciende por la tráquea, para por fin salir del cuerpo cuando se expulsa el aire al respirar. De este modo, tu cuerpo se ha deshecho del dióxido de carbono que no deseaba. Al mismo tiempo, la sangre de los capilares sanguíneos, que ahora es rica en oxígeno, vuelve hacia el corazón. Tu corazón bombea esta sangre hacia todas las células de tu cuerpo, que de esta manera reciben el oxígeno que necesitan para vivir.
El proceso se repite cada vez que respiras. ¡Es increíble pensar que tienes 700 millones de alveolos que están intercambiando oxígeno con los capilares sanguíneos unas 20 veces por minuto durante toda tu vida! Sólo hay una palabra que describe todo este magnífico proceso, respiración.
ENFERMEDADES DEL PULMÓN
Como ya hemos visto, el tamaño de los pulmones es grande y su trabajo es difícil y además tremendamente duro. Es muy importante que cuidemos nuestros pulmones y los tratemos bien.
Existen algunas enfermedades que pueden afectar a tus pulmones. Cuando se toma aire para respirar, los microorganismos pueden entrar en los pulmones. Algunos de estos microorganismos, como ciertos virus y bacterias, producen enfermedades como la tuberculosis y la neumonía; estas enfermedades no son muy frecuentes y suelen afectar a personas mayores haciendo que su respiración sea difícil.
Algunos niños pueden padecer una enfermedad pulmonar que se llama asma. En el asma, la respiración es también difícil porque el bronquio se cierra. Es frecuente que los bronquios se cierren debido a una alergia. Los niños que padecen asma a veces respiran con dificultad y al respirar emiten un sonido parecido a un silbido. A veces, pueden estar un rato tosiendo mientras sus pulmones intentan eliminar lo que les está irritando.
Otras enfermedades del pulmón en las que se afectan los bronquios son la bronquitis y el enfisema.
Algunos adultos sufren enfermedades pulmonares debido al trabajo que realizan. En el pasado, muchas personas que trabajaban como mineros inhalaron polvo del carbón. En algunas fábricas, los trabajadores inhalaron polvo de asbesto o de algodón. Muchos de estos trabajadores enfermaron por las partículas invisibles de polvo que habían respirado y que se habían depositado en sus pulmones.
Hoy en día, el riesgo más importante para los pulmones sanos es el tabaco. Fumar puede causar una enfermedad llamada cáncer de pulmón que está producida por las sustancias químicas que existen en los cigarrillos. Cuando las sustancias químicas se inhalan, viajan hasta los alveolos y afectan a sus delicadas paredes. Cuando las células pulmonares se dañan, sus funciones se alteran y pueden multiplicarse sin control y formar un tumor. La presencia de un tumor hace que la persona no pueda respirar adecuadamente. Como hemos visto, en el cuerpo existe una estrecha relación entre el aire que circula —el sistema respiratorio— y la sangre —el sistema circulatorio, lo que significa que el corazón de los fumadores corre también el riesgo de ser afectado por el tabaco.


7 El sistema nervioso
¿Por qué puedes sentir alegría o tristeza? ¿Por qué puedes recordar los sitios donde has estado? ¿Por qué puedes aprender si estudias? ¿Por qué puedes bailar al son de tu canción preferida? Cada día, cada minuto, eres consciente de todo lo que pasa a tu alrededor y realizas un número increíble de actividades. Todas las partes de tu cuerpo tienen que coordinarse para que todo esto pueda ocurrir. El sistema nervioso controla y dirige todo tu cuerpo y su relación con el medio en el que vives.
LAS CÉLULAS QUE FORMAN TU SISTEMA NERVIOSO
La mayor parte de tu sistema nervioso está formado por unas células que sólo se ven con el microscopio. Estas células se llaman neuronas. ¿Sabes que en tu cuerpo hay unos 100.000 millones de neuronas? Las neuronas tienen un cuerpo más o menos redondeado del que salen dos tipos de prolongaciones. Una prolongación larga que recibe el nombre de axón y otras prolongaciones cortas que se llaman dendritas. Las neuronas pueden tener muchas dendritas, pero sólo tienen un axón.
Igual que los corredores en las carreras de relevos se pasan de unos a otros un objeto, las neuronas se comunican unas con otras para transmitirse mensajes. Estos mensajes llevan información del exterior o del interior de tu cuerpo. También llevan las órdenes que dicta tu sistema nervioso a las diferentes partes de tu cuerpo.
Las neuronas se comunican entre sí a través del axón y las dendritas. Los mensajes llegan a una neurona por las dendritas, atraviesan el cuerpo de la neurona y salen por el axón hacia otra neurona. Sin embargo, las neuronas no llegan a tocarse. Entre una neurona y otra siempre hay un pequeño espacio. La zona en la que una neurona se comunica con la otra se llama sinapsis y el pequeño espacio que hay entre ellas se llama espacio sináptico.
¿CUÁLES SON LAS PARTES DE TU SISTEMA NERVIOSO?
Todo el trabajo de recibir los mensajes del exterior y del interior de tu cuerpo y de responder a ellos y coordinarlos, lo realiza el sistema nervioso. El sistema nervioso está formado por el sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico.
Imagina una gran ciudad con sus calles. En ella hay un gran rascacielos desde donde se gobierna toda la ciudad. Un gran rascacielos desde donde se ordena y se dirige todo lo que va a ocurrir en ella. El control de los alimentos, la limpieza y la eliminación de las basuras, el tráfico y las relaciones con otras ciudades y dentro de la propia ciudad. Todo está supervisado y controlado desde este rascacielos.
Nuestro sistema nervioso también tiene un gran rascacielos que gobierna todas las actividades de tu cuerpo. ¡Se llama sistema nervioso central!
La parte más alta de este rascacielos es el encéfalo. El encéfalo está formado, de arriba hacia abajo, por el cerebro, el cerebelo y el tronco cerebral. El encéfalo está dentro del cráneo. La parte inferior del rascacielos está formada por la médula espinal. La médula espinal es como un cilindro largo que está dentro de la columna vertebral. El encéfalo y la médula espinal están formados por millones de neuronas.
Las calles que van y vienen del gran rascacielos constituyen el sistema nervioso periférico. El sistema nervioso periférico está formado por los nervios. Esta red de nervios comunica el encéfalo y la médula espinal con el resto del cuerpo. Los nervios llegan a todas partes. Están formados por las dendritas y los axones de las neuronas, y se distribuyen por todo tu cuerpo.
¿CÓMO SE TRANSMITE LA INFORMACIÓN POR EL SISTEMA NERVIOSO?
De la misma manera que cuando entras en Internet los mensajes circulan desplazándose desde un punto a otro de la red, toda la información que procede del interior y del exterior de nuestro cuerpo circula por una red de neuronas.
Los mensajes que circulan por tu sistema nervioso son impulsos eléctricos y químicos que se transmiten de una neurona a otra. Viajan por los nervios hasta el sistema nervioso central ¡La velocidad con que lo hacen es espeluznante! El sistema nervioso central recibe los mensajes de muchas neuronas. Los interpreta y envía su respuesta.
Imagina que una neurona recibe un estímulo, por ejemplo, un mensaje que procede del exterior de tu cuerpo, ¡un olor estupendo a pastel! La neurona transforma este olor en un impulso eléctrico y químico. Este impulso se envía hacia otra neurona y finalmente llega al sistema nervioso central. El sistema nervioso central lo interpreta y envía su respuesta. La respuesta es una orden, ¡meter el dedo en el pastel para probarlo! La neurona que recibe este mensaje ordena a los músculos de la mano que muevan ese dedo.
Hay muchas células nerviosas capaces de recibir un estímulo. Los órganos de los sentidos como los ojos, los oídos, la lengua, la nariz o la piel tienen células nerviosas especiales que recogen información del exterior y la envían al sistema nervioso central. Además, existen otras células nerviosas que envían mensajes que contienen información de tu propio cuerpo.
Como ya hemos visto, el sistema nervioso central recibe los mensajes de todo lo que ocurre en el interior y el exterior de tu cuerpo a través de los nervios.
Los nervios pueden ser sensitivos o motores dependiendo de la dirección del mensaje.
· Los nervios sensitivos llevan los mensajes desde los órganos hasta el sistema nervioso central (el encéfalo y la médula espinal). Por ejemplo, el nervio de tu oído lleva información al cerebro de los sonidos que recibe.
· Los nervios motores llevan los mensajes desde el sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) hasta los órganos o hasta los músculos. Por ejemplo, ordena a los músculos de tus piernas que se muevan para poder bailar.
Los mensajes llegan por los nervios sensitivos al sistema nervioso central. El sistema nervioso central “estudia” estos mensajes. El sistema nervioso central envía las órdenes a través de los nervios motores.
EL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO O VEGETATIVO
¿Te has parado a pensar que tu corazón late sin que te des cuenta? Pues bien, hay unos nervios por los que discurren unos mensajes un poco especiales. Estos mensajes controlan funciones de órganos como el corazón o los pulmones que nosotros no podemos controlar a nuestro gusto. Funciones involuntarias que se gobiernan desde el sistema nervioso central pero de las que no somos conscientes, como la respiración, la digestión o el ritmo del latido del corazón. Estos nervios forman el llamado sistema nervioso autónomo o vegetativo.

8 La nariz y el olfato
Respirar es imprescindible para estar vivo y casi todo el aire que respiras entra y sale por la nariz. ¡Pero además, nuestro mundo está inundado de miles de olores! El sentido del olfato también está en la nariz.
¿CÓMO ES LA NARIZ?
Si palpas tu nariz de arriba a abajo con los dedos notarás que la parte de arriba es más dura, estás tocando los huesos nasales. El resto de la nariz es más blanda, está formada por cartílago. ¡Pero la nariz no es sólo lo que vemos por fuera!
Tu nariz tiene dos agujeros, los orificios nasales. Seguro que alguna vez has hurgado con el dedo en la nariz y has comprobado como estos orificios se continúan hacia dentro con dos cavidades. Estas cavidades se llaman fosas nasales. Las fosas nasales están separadas por una pared, el tabique nasal.
La nariz se comunica por detrás con la boca. El fondo de cada cavidad no está cerrado y se continúa con otra cavidad, la nasofaringe. La nasofaringe se une hacia abajo con la orofaringe, en la parte de atrás de la boca.
¿Sabías que tu nariz produce cada día alrededor de medio litro de líquido? Mientras que la zona de los orificios nasales está cubierta de piel con pelos, las fosas nasales están recubiertas por una mucosa de color rojizo, la mucosa nasal. La mucosa nasal tiene células y glándulas que fabrican moco. El moco es empujado hacia atrás, hacia la nasofaringe, por las células de la mucosa.
En la zona del techo de las cavidades nasales hay una mucosa especial, más gruesa, de color amarillento. Esta zona de la mucosa nasal se llama región olfatoria. En la región olfatoria existen unas células, las células olfatorias, que son capaces de captar los olores. La mucosa de la región olfatoria es el órgano del olfato.
LA RESPIRACIÓN
Por la nariz entra y sale el aire que respiras. El aire entra por los orificios nasales y las partículas que flotan en él, como el polvo, quedan atrapadas entre el pelo de la zona de los orificios nasales y el moco de las cavidades. La nariz calienta, humedece y limpia el aire que llega a los pulmones.
EL OLFATO
¿Cuántas veces has adivinado lo que había para comer sólo con olerlo? Gracias al sentido del olfato somos capaces de distinguir un gran número de olores. El órgano del olfato está en las células olfatorias de la región olfatoria de la mucosa de la nariz. Desde aquí se envía información al cerebro sobre los olores por el nervio olfatorio. Las células olfatorias no son iguales, cada una percibe un olor básico determinado. El sentido del olfato está muy relacionado con el del gusto.
El olfato es muy importante, no sólo te permite disfrutar de los olores agradables sino que también te advierte de la presencia de un posible peligro. El olor de un alimento en mal estado, de un escape de gas o del fuego puede ayudarte.
¿QUÉ LE OCURRE A MI NARIZ?
¡Seguro que alguna vez has sufrido un catarro! Tu nariz se llena de mocos, te cuesta más respirar y estornudas. Estos procesos catarrales son frecuentes y suelen deberse a infecciones producidas por virus. A veces, estos síntomas se deben a una alergia. Otras veces, forman parte de enfermedades que afectan a todo tu cuerpo, como la gripe. En algunas personas el sentido del olfato está alterado; la ausencia de olfato se llama anosmia.

9 La boca y el gusto
¿Cuántas veces te has relamido al probar el postre que más te gusta? ¿Cuántas veces te han dicho que mastiques despacio? ¿Cuántas veces te han tenido que decir tus profesores que dejes de hablar? Pues bien, todo esto ocurre en la boca. En la boca comienza la digestión, está el sentido del gusto, se articula la palabra y además entra y sale una pequeña parte del aire que respiras.
¿QUÉ HAY DENTRO DE LA BOCA?
La boca está formada por una gran cavidad. Esta cavidad está cerrada por delante por los labios. Detrás de los labios están los dientes, que sirven para masticar los alimentos.
En el suelo de la boca está la lengua. La lengua es un órgano formado por un músculo que tiene una gran movilidad, y que participa en la digestión y en la articulación de la palabra.
El techo de la boca está formado por el paladar. Por delante está el paladar duro y sobre él se apoya la lengua para articular palabras y manipular los alimentos. Más hacia atrás está el paladar blando; esta zona es donde está la campanilla.
Los lados de la cavidad, lo que llamamos “mofletes”, están formados por músculos que nos ayudan a masticar o a soplar.
El fondo de la cavidad bucal se comunica con otra cavidad, la faringe.
La saliva se produce en las glándulas salivares ¿Sabías que una persona mayor produce entre un litro y un litro y medio de saliva cada día? La saliva humedece la boca y ablanda la comida. Las glándulas salivares vierten la saliva en la boca a través de unos conductos muy pequeños.
¿PARA QUÉ UTILIZAMOS LA BOCA?
La boca se utiliza para masticar los alimentos, para percibir los sabores, para hablar y para respirar.
En la boca comienza la digestión. Se realiza la masticación, la salivación y la deglución de los alimentos. En la masticación la comida es triturada por los dientes. La lengua empuja los alimentos contra el paladar duro y los mezcla con la saliva. En la deglución, la lengua empuja los alimentos hacia la faringe; la presión que ejerce cierra las vías respiratorias y los alimentos pasan al esófago.
En la boca está también el sentido del gusto. El gusto nos permite distinguir los sabores.
Los labios, los dientes, el paladar duro y la lengua participan en la importante tarea de articular palabras y sonidos. En la boca se modifican las ondas sonoras que se producen en la laringe para producir los sonidos.
Además de por la nariz, el aire que respiras entra y sale de tu cuerpo también por la boca.
EL SENTIDO DEL GUSTO
Si miras tu lengua delante de un espejo observarás unas pequeñas elevaciones, son las papilas gustativas. En las papilas gustativas está el sentido del gusto. Gracias a este sentido somos capaces de diferenciar los distintos tipos de sabores. Cuando un alimento llega a la boca y se mezcla con la saliva, las papilas envían la información del sabor al cerebro.
Existen cuatro sabores básicos, el dulce, el salado, el agrio y el amargo. En las distintas zonas de la lengua se capta un sabor diferente. Así, en la punta de la lengua están las papilas del sabor dulce y muy cercanas las papilas del sabor salado; en los lados se sitúan las papilas del sabor agrio y en la zona de atrás las del sabor amargo. El sentido del gusto está muy relacionado con el olfato.
¿QUÉ ME PASA EN LA BOCA?
Algunos niños pueden nacer con defectos en la boca que pueden influir sobre el habla. Además, en la boca pueden producirse infecciones. En los dientes pueden aparecer caries. Las caries son la destrucción de una zona del diente por una bacteria que actúa junto con los azúcares de los alimentos.
Las glándulas que producen saliva pueden inflamarse. Las paperas son una inflamación debida a un virus. Hoy existe una vacuna para esta enfermedad que se pone cuando los niños son pequeños.
Una alimentación sana y el cepillado diario de los dientes ayudan a evitar que aparezcan problemas en la boca.












10 El embarazo y el parto
¿Cuántas veces te has preguntado cómo nace un bebé? ¿Cuántas veces has pensado qué ocurre dentro del cuerpo de la mujer cuando su vientre empieza a crecer y crecer? Antes de nacer, nuestro hogar es el cuerpo de nuestra madre. Durante unos nueve meses, nuestro cuerpo se forma, se alimenta y crece protegido en el útero materno.
EL EMBARAZO
Seguro que has visto muchas mujeres embarazadas. Su abdomen crece porque en su interior se está formando un nuevo bebé. Aunque no lo recuerdas, el cuerpo de tu madre fue tu primer hogar. Cuando llegó el momento oportuno, cuando tus órganos (corazón, pulmones, etc.) estuvieron preparados para funcionar, saliste al mundo exterior; es decir, naciste.
El embarazo es el periodo de tiempo que transcurre desde la fecundación hasta que se produce el nacimiento, y dura alrededor de nueve meses.
En este tiempo, el futuro bebé se desarrolla y crece: durante los dos primeros meses del embarazo, lo llamamos embrión; es muy pequeñito y sus órganos se están formando poco a poco. A partir del tercer mes, recibe el nombre de feto, y su cuerpo empezará a madurar y crecer hasta el momento del nacimiento.
¿QUÉ OCURRE DURANTE EL EMBARAZO DENTRO DEL ÚTERO?
Cuando el espermatozoide del hombre y el óvulo de la mujer se unen (fecundación), se forma una nueva célula, el cigoto. Desde ese momento, el cigoto empieza a dividirse para formar más células y se fija a las paredes del útero, algo así como las raíces de una planta penetran en la tierra.
Estas nuevas células procedentes del cigoto tendrán distintos destinos: unas formarán el embrión; otras, el saco amniótico, y las demás, la placenta.
· Embrión. En unos dos meses el embrión formará todos sus órganos y pasará a llamarse feto. Poco a poco, el feto se convertirá en el futuro bebé.
· Saco amniótico. Es la bolsa que se crea alrededor del embrión y lo protege durante los nueve meses del embarazo. El saco amniótico está lleno de líquido, y en el momento del nacimiento se rompe para dejar salir al bebé.
· Placenta. Es muy importante, pues sirve para alimentar y proporcionar oxígeno al embrión. Su forma es redonda y aplanada, como si fuera una “tortita”. Por una cara se pega a la pared del útero y por la otra forma el llamado cordón umbilical, un conducto por el que la sangre de la madre lleva oxígeno y alimentos al feto.
¿CÓMO CRECE EL FUTURO BEBÉ?
Durante los dos primeros meses comienzan a desarrollarse casi todos los órganos. A los tres meses, el cuerpo del feto tiene cabeza, brazos y piernas, y a veces, puede distinguirse si es niño o niña. Al finalizar el embarazo, en el noveno mes, el bebé pesa un poco más de tres kilos y mide unos 50 centímetros.
LOS CAMBIOS EN LA MUJER DURANTE EL EMBARAZO.
Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer cambia: la menstruación desaparece; su abdomen aumenta de tamaño; va ganando peso poco a poco, y también las mamas crecen.
LAS VISITAS AL MÉDICO DURANTE EL EMBARAZO
En la actualidad, la mayoría de las mujeres que están embarazadas acuden al médico. Él les informa y aconseja sobre los alimentos que deben tomar; las sustancias que tienen que evitar, como el alcohol o el tabaco, y las precauciones y los cuidados especiales que son necesarios durante estos nueve meses.
Además, a lo largo del embarazo, el médico realizará análisis y otras pruebas para comprobar que el desarrollo del futuro bebé es normal.
EL PARTO
¡Ha llegado el momento de nacer! El bebé está preparado para salir del cuerpo de su madre. ¡Sólo queda el parto!
El parto es el proceso que experimenta el cuerpo para que se produzca el nacimiento del bebé. Para ello, éste tiene que recorrer un camino difícil: debe abandonar el útero y atravesar la vagina para salir al exterior.
Por lo general, al final del embarazo, el bebé se coloca dentro del útero con la cabeza hacia abajo. El cuello del útero empieza a ensancharse, es decir, se dilata, para que el bebé pueda pasar. Pero el bebé por sí solo no puede hacerlo; necesita la ayuda del útero, cuyas paredes empiezan a contraerse y lo empujan con fuerza para que salga. Primero, aparecerá la cabeza, y a continuación, el resto del cuerpo.
El bebé pasa por el cuello del útero; después, por la vagina, y por fin, se asoma al exterior. ¡Empieza a respirar por primera vez!
¿Sabes qué es el ombligo? Después del nacimiento, el médico corta el cordón umbilical. El extremo del cordón que está unido al bebé se cierra con una pinza. Una o dos semanas más tarde, se desprende el resto de cordón que se había quedado unido al bebé, y la cicatriz que deja es lo que llamamos ombligo.
Pero el parto todavía no ha terminado. Unos minutos después de la salida del bebé, las paredes del útero se contraen otra vez; esta vez las contracciones servirán para desprender la placenta de las paredes del útero y que ésta salga también al exterior.
A veces, por diferentes causas, el bebé no puede nacer de esta manera. Entonces, los médicos realizan una operación que se llama cesárea, que consiste en que el bebé sale directamente del abdomen de la madre.
LA LACTANCIA
Para poder alimentar al recién nacido, las mamas de la madre se preparan durante el embarazo para producir leche. Esta leche contiene todas las sustancias que el recién nacido necesita.
Las mamas son dos glándulas que, en las mujeres, aumentan de tamaño a partir de la pubertad. Están situadas debajo de la piel. En su interior, hay un sistema de pequeños conductos que desembocan en el centro de la mama y que salen al exterior por el pezón. Después del parto, las mamas empiezan a producir leche, y el recién nacido la chupa a través del pezón. El tiempo durante el cual el bebé se alimenta exclusivamente de leche se llama lactancia.
En la actualidad, se elaboran preparados lácteos muy parecidos a la leche de la madre. Cuando el recién nacido toma estas leches artificiales, decimos que la lactancia es artificial. Si el bebé se alimenta con la leche de la madre, decimos que la lactancia es materna.




--- FIN ---